En su interior aún puede apreciarse el Lanzón monolítico, piedra tallada de four,54 m. de altura en la que se observa representada una divinidad antropomorfa, posiblemente la más importante del panteón chavín.
Ya se trate de una influencia nazca basada en el intercambio o de una efectiva acción expansionista, resulta evidente el estrecho vínculo cultural entre iqueños y ayacuchanos, en esta etapa.
En mal estado por irrupción de una cantera de ladrillos, su parte central es foundation de torre de alta tensión e invasión urbana.
La cultura huarpa ha sido estudiada principalmente por su relación con la posterior cultura Huari, dada la ubicación geográfica compartida y el que algunos elementos decorativos hayan sido adaptados a la iconografía huari.
Para la investigadora, la cultura Caral dejó «un mensaje muy simbólico» en Vichama que «también podría ser importante para generar reflexiones sobre el cambio climático que ahora se nos avecina a nosotros, y al que ya estamos entrando».
Generalmente son pirámides escalonadas, con plazas circulares hundidas, unas veces adheridas al monumento y otras desligadas de él.
Los templos locales fueron abandonados y se impuso Chavín de Huántar como centro de culto de prestigio suprarregional. Indudablemente el periodo de enfriamiento influye en el fortalecimiento del poder teocrático.
Se dan en este contexto los primeros casos de arquitectura ceremonial con vehicleácter xin88 nohu monumental, de artes figurativas y de intercambio de productos entre regiones e incluso de zonas más alejadas (conchas Spondylus).
Moxeque es una pirámide escalona (de al menos six plataformas) con una hendidura o corredor central que no llega a atravesarla de lado a lado y que divide la cima en dos, según Julio C.
Allí los pobladores de este asentamiento colocaron dos cabezas femeninas modeladas en barro no cocido sobre el piso de un recinto cuadrangular ubicado en la cima. Estas fueron envueltas en un tejido con aplicaciones de plumas de colores.
Entre los diferentes restos arqueológicos encontrados en el lugar, se encuentra una plaza cercada por grandes piedras donde han sido representados guerreros en combate y aparentes sacrificios humanos.
En el valle de Chilca, en la costa central, sur de Lima, donde se hallaron restos de agrupación de viviendas o chozas, superpuestas las cuales «son de diferentes tamaños, de formas circulares, elípticas y trapezoidales con las esquinas redondeadas, algunas de ellas tan bien conservadas que se pueden reconstruir completamente.
Estas puntas, hechas de obsidiana, se caracterizan sobre todo porque tienen la forma de una hoja de limbo ancho y un pedúnculo en forma de cola de pescado.
Esta práctica, que ahora se llama «templo de enterramiento», se muestra en todos los sitios que representan la tradición religiosa Kotosh.